Recuperación de materias primas y protección de la salud: así es como se gestionan correctamente los residuos sanitarios

La gestión de los residuos producidos en el ámbito hospitalario está regulada por normativas específicas, destinadas a proteger la salud pública y a garantizar la correcta gestión de los desechos potencialmente peligrosos que requieren tratamientos específicos para poder ser eliminados con total seguridad.

El texto legal de referencia en este sentido es el DPR 254/2003, que derogó las normativas anteriores y que especifica cómo las estructuras sanitarias deben gestionar sus residuos para proteger tanto la seguridad de los operarios encargados de su eliminación como el bienestar de la comunidad.

Las tipologías de residuos sanitarios

Todas las estructuras, públicas o privadas, que realizan actividades médicas o veterinarias de prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación e investigación producen diariamente una gran cantidad de residuos de diverso tipo, con características y niveles de peligrosidad diferentes. Según la normativa, todos estos residuos deben ser clasificados como "residuos sanitarios", pero esta definición no se refiere a su nivel real de peligrosidad, ya que en su interior hay desechos de tipos muy distintos que, por lo tanto, requieren tratamientos específicos y diferenciados.

Existen, por ejemplo, residuos que pueden ser asimilados de inmediato a los residuos sólidos urbanos, como embalajes, restos producidos durante la preparación de comidas, el contenido de las papeleras de los baños y pasillos, pilas, tóners, etc. Este tipo de residuos, aunque están clasificados como "residuos sanitarios" porque se producen dentro de estructuras que realizan actividades médicas, no son residuos especiales y, por lo tanto, pueden ser eliminados según el proceso normal de los RSU. Su tratamiento no requiere registros ni precauciones especiales, más allá del cuidado normal en la diferenciación de los componentes, para separar, cuando sea posible, la parte orgánica del papel o del plástico, y enviarlos a sus respectivas plantas de reciclaje.

El tratamiento de los residuos que pueden representar potencialmente un riesgo para la salud pública es diferente, como por ejemplo:

  • Residuos con riesgo infeccioso (catéteres, guantes o batas desechables utilizados por el personal sanitario, productos usados para curas, etc.)
  • Residuos producidos durante actividades de investigación y diagnóstico (como los medios de cultivo utilizados para algunos análisis, placas de laboratorio, etc.)
  • Residuos cortantes (agujas, bisturíes, etc.)
  • Residuos que contienen partes anatómicas
  • Medicamentos caducados, dañados o que ya no son utilizables
  • Sustancias químicas de desecho

El correcto tratamiento de los residuos sanitarios 

La eliminación de los residuos sanitarios es un proceso complejo y, por esta razón, la normativa subraya la importancia de formar correctamente al personal hospitalario encargado de gestionarlo. De esta manera, es posible, por un lado, minimizar los riesgos para la salud de los operarios y reducir el riesgo infeccioso, y por otro, favorecer la correcta diferenciación de los diversos tipos de residuos para maximizar la cantidad de material correctamente recuperado y destinado al reciclaje.

Por lo tanto, es fundamental que los residuos sanitarios sean correctamente separados para diferenciar el componente asimilable a los RSU de los residuos con riesgo infeccioso o que contienen objetos punzantes o cortantes. Una vez realizada esta diferenciación, los residuos deben seguir protocolos de depósito, movilización y tratamiento diferentes. 

 

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Si, como hemos visto, los residuos asimilables a RSU no requieren tratamientos especiales, los residuos sanitarios especiales, en cambio, deben ser gestionados de manera diferente según su grado de peligrosidad. En caso de que sean clasificados como "no peligrosos" o "peligrosos, pero no con riesgo infeccioso", deben ser tratados como residuos especiales y conservados en depósitos separados antes de ser entregados a empresas autorizadas, que gestionarán su correcto tratamiento en instalaciones dedicadas.

Los residuos sanitarios con riesgo infeccioso, en cambio, requieren precauciones adicionales, ya que deben ser recogidos y depositados en contenedores sellados especiales, para no constituir un riesgo para la salud, y deben ser eliminados en un plazo de cinco días (plazo que se extiende a treinta días en caso de cantidades de residuos inferiores a 200 litros). Todas las fases de depósito y movilización de estos residuos deben prever el uso de recipientes herméticos, que se deben utilizar hasta el momento en que los residuos sean enviados a la planta de esterilización, donde serán sometidos a un proceso de saneamiento que, mediante el uso de maquinaria especial, reducirá su carga bacteriana hasta llevarla por debajo del límite establecido por la ley. De esta manera, los residuos peligrosos se transforman en desechos totalmente comparables a los residuos sólidos urbanos, que ya no son peligrosos para la salud pública.

La normativa vigente indica que, para una mejor gestión de la reducción del riesgo infeccioso, la esterilización debería realizarse ya dentro de la estructura hospitalaria, a través de instalaciones certificadas que deben someterse a controles periódicos. Sin embargo, esta sugerencia no constituye una obligación para las estructuras sanitarias, y el tratamiento de los residuos con riesgo infeccioso también puede llevarse a cabo externamente, siempre y cuando el depósito y la movilización de los residuos en las fases de transporte se gestionen de forma segura y correcta, según lo previsto por la ley.

Los técnicos de CAMEC están a disposición de todas las entidades involucradas en el tratamiento de residuos sanitarios y proporcionan asesoramiento para el diseño y la realización de sistemas personalizados.
Ofrecemos soluciones a medida que, partiendo de las necesidades específicas de nuestros clientes, son capaces de garantizar el pleno cumplimiento de las normativas vigentes y de optimizar el tratamiento de los residuos, minimizando el riesgo y garantizando en todas las fases de trabajo la seguridad de los operarios.

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